19 de mayo de 2008

Lo literal, la sugerencia y la historia

Cada objeto es un almacén de información. Comenzando por una cosa tan evidente como las cartas en el cajón; pasando por una botella vacía encima de la mesa; para terminar en una taza con dibujo de hipopótamo. Está claro que ni todas hablan de lo mismo, ni emplean el mismo medio para decirlo y que cada uno tiene su propia manera de contarlo.
Las cartas hablan literalmente: se lee lo que se ve. Es una simplificación fuerte, ya que tanto la forma como el contenido del texto pueden, por motivos varios, modificar el mensaje. No estoy hablando de literatura, sino de la carta como un objeto. La botella vacía no es tan literal: sugiere pero no explica. Además, dado que no es una obra de arte, el sentido cambia según el receptor; más o menos, como en el famoso caso del vaso medio vacío o medio lleno. La taza “hipopotámica”, digamos que es un regalo de bodas (¡menudos invitados!); entonces habla a los que la entiendan, o sea, a los que sepan su historia.
La Fotografía contiene las tres categorías. Evidentemente, la proporción de ellas cambia según la imagen. Primero: nos dice literalmente lo que estamos viendo. Segundo: la fotografía como entidad o sus elementos sugieren, nos hacen preguntas por el sentido más allá de lo visible. Tercero: cada imagen tiene su historia, aunque no siempre se la conozca.
Lo que voy a decir a continuación merece una introducción. Solamente por mi dedicación a la fotografía documental, cuando diga „fotografía”, serà precisamente ésta a la que me referiré. Quizás sea por mi formación filológica, quizás por mi afán a las matemáticas en la infancia, pero creo que todo arte - si consideramos la fotografía documental un arte - es un cierto lenguaje. Por lo tanto, cada obra de arte debería transmitir algún mensaje, es decir, hablar por sí misma, siendo las explicaciones accesorias. No voy a exponer detalladamente esta teoría, ya que no me siento la persona adecuada para hacerlo. Es solamente mi visión y mi gusto, que no menosprecian ningún tipo de arte. Es lo que busco en la fotografía.
Dicho esto, se puede concluir que la historia como componente de la imagen no debería jugar en ella un papel importante. No obstante, lo que va detrás de la creación de una fotografía es bastante importante para su descripción más acertada y aporta algo nuevo a la manera con la que la miramos. No es tan imprescindible, sin embargo, para que la imagen hablase por sí misma. Si las dos primeras 'exigencias' se cumplen, la historia no es más que algo auxiliar. Como ejemplo, una fotografía de James Nachtwey.

http://www.jamesnachtwey.com¿Qué es lo que vemos? Un hombre (¿niño?) negro, asustado, con mirada perdida; un plato sopero de agua. ¿Qué es lo que nos sugiere? Las palabras claves serían: miedo, hambre, África. ¿Y la historia? La fotografía se hizo en Sudán en el año 1993 en el centro de ayuda para las víctimas del hambre. Estos detalles tenían su importancia en el momento de publicación de la imagen. Importancia, sin embargo, social y informativa. Y no la ha perdido con el paso del tiempo: como dice Nachtwey mismo: “He sido testigo y estas fotos son mi testimonio. Los sucesos que he grabado no deben ser olvidados y no pueden ser repetidos”. En el año 2008 su afirmación sigue siendo vigente. Pero no necesitamos saber la fecha ni el lugar exactos de la toma de esta fotografía para entender lo que nos transmite. La historia nos la cuenta la imagen misma: el ojo del protagonista fijado en el plato.

1 comentario:

Admin dijo...

hola:

unaltra vegada, em vaig agradar larticle

Potser qualsevol art tinga un llenguatge impuro (vol dir) que cada arte tenga un lenguaje impuro, por el hecho de ser arte, y un lenguaje propio, por el hecho de ser arte??
La gente siempre acaba por trascender los límites de un lenguaje (yo siempre trasciendo los límites sintácticos del catalán)

Felicidades por la blog!!!!!!