31 de diciembre de 2008

From Poland with Love ;)

27/12/2008

Szczęśliwego Nowego Roku! * Feliç Any Nou! * ¡Feliz Año Nuevo! * Feliz Ano Novo! * Happy New Year! * Bon Nouvel Ans!

26 de diciembre de 2008

Les pays n'existent pas.


Porque es solamente un concepto, esos son buenos o malos es según. Son únicamente delimitaciones virtuales sobre los mapas a donde la realidad se les puso barrera de maderas pintadas o por un obstáculo natural.


Cuando uno se pone a viajar se da cuenta de esto; cuando cruce las fronteras estatales o regionales. Por la nacionales se nota el trafico de vicios que genera, alcohol, droga, prostitución, … una banda de la frontera siempre se aprovecha del otro lado mas que le beneficie y esos intentan pasarla para encontrar mejor vida. Muchas veces da pena este tipo de espectáculo cuando es el bueno de la película de situaciones solamente por culpa de una línea imaginaria, aun mas cuando en Europa las fronteras no existen como lo era antes.



Otro ejemplo de cuando uno tiene la suerte y el coraje de viajar fuera, es que muchas veces los países vecinos son como el del extranjero por influencia; le pasa a un Argentino en Uruguay, donde muchos veranean, un Francés en Suiza, Bélgica o Canadá o a un Catalán en la Comunidad Valenciana. Es el mismo idioma, eso si se practica de otra forma, con sutileza casi en cambio con el original y en un entorno similar. Puede dar gracia al visitante o ir de chulo por su cultura que dejo huela donde se encuentra ahora.


El ultimo ejemplo que me surge para justificar mi titulo, como que los países no existen como tal creemos muchas veces y que se pueda sumar con los dos otros y hacer una ecuación muy sentimental para el que la experimente. El de regresar a su tierra de de donde uno a salido, no hace falta los argumentos para darse cuenta que al fin somos iguales que es solamente los medios que nos hace diferentes. Y que a lo mejor hemos aprendido mas sobre nosotros que de paisajes.

19 de diciembre de 2008

Treinta y tres años y en la National Gallery




Bill Viola "Surrender"

Entre gigantes


Ron Mueck "Boy"

Quien dijo que... ¿qué?



Parmigianino "La madona del cuello largo"

Blogonovela I: 6. -La muerte de Tulli-

Y siguió sonando durante horas...

Tantas horas que el olor de la putrefacción despertó a la vecina del quinto. ¡Y vivía en un primero! Las cuencas de los ojos empezaron a vislumbrar sus pensamientos, las uñas de las manos, cual mandarín, se enroscaron como raices profundas en el entresuelo. Nada que perder, salvo la dentadura que cayó rodando hacia el patio de Juana.

Juana se despertó...

Margarita y el espejo


En todos los cuentos existe siempre un héroe o una heroína, alguien que protagoniza una historia imaginaria, que realiza un hecho extraordinario, que vive fantásticas aventuras en un supuesto mundo, alejado de la realidad. Por supuesto, nosotros también tenemos alguien que protagoniza una historia, una pequeña niña, aunque quizás nos falten las fantásticas aventuras o los hechos extraordinarios.

Nuestra protagonista nació en el seno de una familia normal, de clase trabajadora; en una ciudad pequeña, donde algunas calles estaban todavía sin asfaltar. Fue creciendo hasta poder sostenerse por sí sola y empezar a descubrir el mundo; comenzó como todos los niños de su entorno a ir a la escuela; jugaba mucho, muchísimo y se la oía reír feliz y contenta. En principio nada podía prever que un día poco a poco se fuese introduciendo en otra esfera, en otro espacio. Empezó a soñar despierta entre los abetos, era una princesa, frágil y delicada que se llamaba Margarita, la de largas melenas rubias.

Margarita atisbó a su alrededor, buscando con su tierna mirada a su príncipe soñado... no estaba. Sin preocuparse demasiado siguió su camino, esa tarde no iba a la escuela y era un día radiante para explorar, para deleitarse mirando los brillantes colores de la primavera. Decidió ir hacia el lago y así entretenerse dibujando. Empezó a sentirse un poco extraña, se oía un largo silencio que no era normal, pero era tanta la paz que sentía en ese momento que no se alarmó. Simplemente era la hora quieta, eso, la hora en que la luz del sol se va debilitando hasta alargar las sombras y desaparecer. No pensó que el tiempo corría tan deprisa, el caminar se había prolongado demasiado y decidió volver a casa. Al girar sobre sus propios pasos, divisó a lo lejos, encima de una colina, por supuesto, su castillo, acercándose poco a poco llegó hasta las puertas que se abrieron de par en par dejándole la entrada abierta.

Entró apresuradamente hacia el interior, como siempre llegaba tarde a cenar, esperaba encontrar a su familia, su padre, siempre callado y serio, quien invariablemente acababa riñéndola por no haber llegado a la hora y por contradecirle en sus mandatos; su madre, siempre inquieta de un lado a otro, riendo, preocupada de que todo estuviese correctamente, cada cosa en su sitio. También echó en falta a sus dos hermanos, terribles siempre, pensando en como fastidiarla. Ella siempre tan tierna y delicada lloraba cuando ellos le quitaban su juguete preferido y cuando jugando en los campos le lanzaban todo tipo de animalejos se dirigía corriendo en busca de la protección materna. ¿Dónde estaban todos?¿Habían salido de viaje?

Las dudas que se habían ido gestando en su interior, poco a poco, se transformaban en preocupación a medida que transcurrían los minutos e involuntariamente le surgieron más preguntas: ¿Qué iba a hacer ella sola?¿La habrían abandonado?. Las circunstancias no eran tan graves, seguro que no lo eran, no se lo podía creer, era imposible que todos hubieran huido. Después de estas primeras dudas decidió recorrer el castillo, quizás querían darle una sorpresa y estaban todos esperándola en alguna de las habitaciones.

Entró en todas las estancias de la planta baja: la cocina, vacía; el comedor, un desierto; la gran sala, desoladamente desocupada. Faltaban las risas, los gritos, las palabras flotando en el ambiente como un río continuo. Sólo las luces permanecían abiertas. ¡Menos mal!.
Se dirigió hacia las escaleras para comprobar si estaban esperándola en las estancias superiores. Ascendió lentamente, mirándolo todo como si fuese la primera vez que sus ojos posaban la mirada en aquel espacio, peldaño a peldaño llegó al piso superior y encontró cuatro puertas.

El hecho le extrañó, no recordaba esas puertas, abrió la primera y entró en la habitación, era todo azul, las paredes, los muebles. En su interior sintió una dulce tristeza, una emoción entre fría y alejada la descubrió a sí misma alejada del mundo, aislada en una bóveda celeste. Al abrir la siguiente habitación, brotó una gran gama de rojos que la atrajeron hacia adentro. Dejándose llevar entró y de la misma forma que en la anterior, en esta también se sintió acorralada por sentimientos, fuertes y poderosos, podría gritar y llorar al mismo tiempo.

Se alejó un poco asustada por sentir con tanta intensidad y se dirigió a la siguiente, ésta era gris, doliente y yerma. No sintió la dulce tristeza, no sintió la fuerza colérica, se sintió apesadumbrada y salió como tambaleante. ¿Dónde estaba su ímpetu?¿Dónde estaba su furor? Con un poco de miedo abrió la última puerta: el negro la dejó en la nada, en el no-ser se sentó en el helado suelo y empezó a llorar. Estaba sola, siempre había estado sola. Así, sentada en el suelo lloró desconsolada pensando que la primera luz del día la aliviaría, seguro, siempre amanecía al día siguiente, siempre amanecía... lentamente fue entrando en el sueño.

Y, por supuesto amaneció. Al día siguiente, entraba la luz a raudales en la morada y era tanta, esa luz, que surtía de los objetos de la habitación, que parecían ser de fino cristal. Margarita se acercó a la cama y la recorrió con las yemas, no era sólo una visión, era real, todo era de cristal, delicado y frágil.

Dirigió entonces su mirada hacia la puerta y ya no estaba. En su lugar, una chica morena idéntica a ella miraba desde el otro lado de un espejo. Se sintió atraída y se acerco hasta situarse frente a ella, la chica del otro lado del espejo le estaba hablando. Se aproximó un poco más para oír lo que le decía: Sal del espejo, ven conmigo, no puedes continuar ahí. Las preguntas volvieron a agolparse en su mente. ¿Dónde estoy?¿Quién soy?¿Quién es ella? A cada pregunta que iba formulando una grieta surcaba el espejo, resquebrajándolo. Sintió miedo, no se atrevía a dar un solo paso.

Pero una última pregunta surgió de su interior: ¿Soy yo la que está al otro lado? Y en ese momento se rompió la burbuja de cristal en que había estado sumergida y sintió como Bárbara, la chica morena, de la modesta familia, de la ciudad pequeña, tomaba las riendas de su vida.
En ese momento empezó a formarse para mirar el mundo, a buscar en cada pequeño resquicio de su realidad la poesía y la belleza que se esconde en la cotidianidad le abrió la puerta a su recóndito interior. Aunque quede aún algún miedo y algunas veces, todavía, se pierda entre los senderos, alguna estrella fugaz le recuerda el camino. Quizás, a veces, tan sólo hecha en falta a alguien que como ella lea en la vida la poesía, a la luz de una vela, mientras la música suena....


18 de diciembre de 2008

Deseo de ser piel roja -fragmentos-



Y es como si en eso consistiera ahora tu vida, en salir a la captura de rostros o de de instantes -en buscar el encuentro de un presente que te ofrezca, de pronto, su rostro transparente y luminoso en un instante: dejarte traspasar por el trance de la belleza, o del horror -sin ahorrarte. Está claro que no buscas construir en edificio la experiencia de tus pasos, careces de plan alguno: lo que buscas es lo que en los rostros es -sólo lo que es y lo demás qué poco importa... Te quieres así, un cazador de rostros como otros tantos mundos posibles, como otras tantas posibilidades de una experiencia instantánea de lo que es el mundo. Quieres que tu ciudad sea así: que tu cabeza se componga de una suerte de simultaneidad infinita de rostros y de instantes -en abismo. Definitivamente, eres alguien que huye. Y por eso paseas. Porque en un auténtico paseo, todo tiene un rostro -no sólo la gente. Si aciertas el instante preciso, es verdad entonces que las cosas levantan hasta ti la mirada, cualquier cosa: las ramas de un castaño, aquellas ventanas, esa lepra que roe una fachada, el mismo aire cristalino de la tarde que pesa levemente en tu corazón ahora, como una pequeñísima piedra de cuarzo hialino. Y entonces sabes lo que debes hacer, sabes que debes devolverles a las cosas de tu ciudad su derecho a tener un rostro, su mirada -con la misma solitud con la que de niño tratabas de reanimar con ensalmos y caricias la nostalgia inmóvil de aquellos cantos rodados que cubrían las orillas del río. Porque es preciso. Porque cuando las cosas mueren o pasan a ser solamente cosas, siempre hay algo en ti que enferma- ese viento interior se apaga incluso en tus sienes, y en el pecho no queda sino la asfixia del peor de los bochornos- y la calina no te deja ver nada. Pero, cuando permites que las cosas te ofrezcan su rostro, su instante- entonces, el presente es exactamente un presente: un regalo.


(Miguel Morey, Deseo de ser pìel roja)

Creo que es uno de los textos que puede describir a aquellas personas que les fascina mirar.




17 de diciembre de 2008

En Chile es verano ahora

Hay algo de humedad y aunque los labios
no emitan ni un sonido, en lo salobre
se apagan las palabras que no se oyen
antes de que las digas en el patio.

El triste olor dulzón, que desde abajo
las hojas lentas de calor corroe
cierra mi boca –como mero torpe
que tapa miel, abeja y su trabajo.

Así es que aunque me digas que es humano
y sonrías paciente, no es mi nombre
lo que se está pudriendo, ni hablo en vano.

Lo que ahora se anega y se corrompe
en esta hora sucia del verano
es la fe que tenía yo en el hombre.


María de la Luz Uribe (Santiago de Chile, 1936 - Sitges, 1994)

Gràcies a la Tate he trobat un altre blog amb les seves poesies.

Y a todo esto, bon viatge, Marta, my dear.

11 de diciembre de 2008

La insoportable ambiguedad de la crónica


La historia es más o menos así (la historia siempre es más o menos de alguna manera):

Hay tres personas, dos chicos y una chica. El chico le dice a su novia que pasará esta noche en su casa (momento que merece una anotación entre paréntesis), pero la chica le dice que no, que hoy viene alguién a pasar la noche: “lo buscan, no tiene donde esconderse”. De hecho, esa noche lo dentendrán gracias a un chivatazo y todo lo que sabemos es que la chica lo esperaba en casa, fuera no teníamos cámaras. Solo llegó a entrar y, zas, fue detenido.

Ahora la chica siente impotencia, también se siente culpable, no debería pero ella no lo sabe, así que se siente culpable. ¿Cómo pudo suceder? Le pregunta a su novio, a quien, por otra parte, amaba tanto como para pasar el resto de su vida con él, que el estado de espíritu que compartían no se amilanaba por pertnoctadores nocturnos en busca y captura; “solo se lo conté a Kundera”, dijo él.

“sí, a ese, al que escribirá La insoportable levedad del ser, esa de la que se hará una película… creo que la protagonizará Juliette Binoche, pero todavía no es seguro”.

En un gesto muy egoista, Kundera dice que no, que el no recuerda haber acusado a nadie y que para nada le preocupa la credibilidad del marido delante de la esposa, a cada uno lo suyo y a mí no me mezcleis en delaciones con carácter retroactivo.

Pero en un papel pone tu nombre y tu fecha de nacimiento. Y coinciden. Y debajo pone DELATOR

Pero no está firmado, verdad?

No

Pues yo cuando delato a alguien siempre firmo

Y ahora qué?

Qué de qué

Qué hacemos?

Es qué tengo que hacer algo?

No sé, habrá que saber si eres un delator, tomar partido por una verdad, o si o no, revisar tu obra y tus convicciones porque los intelectuales de izquierdas se están revolviendo en su cama pensando en el legado ideológico, en las presiones comunistas, y la idiosincrasia misma de la delación en el contexto sociopolítico de Praga y su taciturno gobierno, algo habrá que decir, que no todo va ser follar.

9 de diciembre de 2008

Exposición de fotos

Ya que nuestra actividad en el blog ha caído... un poco... Me haré publicidad.


Este mes podéis visitar la exposición de mis fotografías (la mayoría ya lo ha hecho) en el Cafè de carrer Ciutadans.
Y si alguien todavía no lo sabe, también podéis ver mis fotos en mi página: photography.marcinswiostek.com
¿Os animáis?