17 de febrero de 2009

Un domingo...

Sillas rojas, gente fumando y mirando... gozando y deseando saber tocar algún instrumento. Mintiéndose, imaginando estar ahí, en el escenario, controlando sus movimientos, sus gestos. Alucinando, viéndose más altos, más guapos.


Una chica se atreve con My Funny Valentine. ¿Será su forma de cantar? ¿Su sutil belleza? Sus botas de terciopelo negro se deslizan tímidamente por el suelo manteniendo el lento ritmo entre la seguridad del resto. Definitivamente, no. No es su canto lo que me cautiva. Tampoco su belleza.


¿Qué se sentirá viendo a un grupo de hombres jugando cuando uno mismo también lo es? ¿Por qué me fijaré siempre en esas cosas?

No hay comentarios: